La relación entre Estados Unidos y la India es vital para mantener un equilibrio de poder en Asia, que es favorable a los Estados Unidos. Los dos estados ya han superado el reto más difícil; la integración de India en el régimen mundial de no proliferación. Sin embargo, la profundización de la asociación requiere según el presidente Obama, abordar las deficiencias institucionales en Washington, cooperar con Nueva Delhi en Afganistán e Irán, fomentar la capacidad de defensa de la India, y fomentar la reforma económica india.
Como ya mencionamos en la entrada que escribimos referente a China y pudiendo establecer una analogía con dicha cuestión, se ha de citar que desde el fin de la Guerra Fría, los sucesivos presidentes norteamericanos han perseguido un proyecto geopolítico de gran importancia para la estabilidad de Asia: en este caso se inserta eliminar el distanciamiento entre las democracias más antiguas y grandes del mundo -esto es muy matizable en términos históricos y conceptuales-, los Estados Unidos y la India. Gracias a las acciones de las dos administraciones más recientes en Washington y en Nueva Delhi, esta transformación ha sido un éxito impresionante. Ahora está claro que las fuertes relaciones de Estados Unidos y la India seguirá siendo importantes para los intereses estadounidenses en los próximos años, por múltiples razones, incluyendo la preservación de un equilibrio favorable de poder en Asia, el logro de los objetivos de Estados Unidos en Afganistán e Irán, y el fortalecimiento de la competitividad de EE.UU. con empresas a nivel mundial.
Sobre la base de esta evolución en la política estadounidense hacia la India desde el período de Bill Clinton, el presidente Barack Obama ya ha subrayado la importancia estratégica y económica de la India para los Estados Unidos. Las futuras políticas deberían basarse en la visión de Obama, pero aún más importante es que se traducen en un “todo el gobierno”, esfuerzo que profundiza la colaboración en múltiples dimensiones.
Este objetivo, sin embargo, podría resultar difícil y requerirá de una voluntad fuerte. El segundo mandato de Obama probablemente se enfrentará a una serie de peligros potencialmente graves relacionados con Irán, Pakistán, Afganistán, Siria, y posiblemente China, además de todos los problemas internos concernientes a acelerar una recuperación económica lenta. Dadas estas realidades, es posible que la tarea de explotar los avances serán socavados en medio de la lucha por superar las calamidades. En Washington, como en muchas otras capitales, frente a lo importante siempre predomina la participación en lo urgente.
No obstante, continuar la renovación de los lazos entre USA e India, representa una oportunidad para/de ser realizada más que una crisis que haya que superar. La diferencia entre un esfuerzo distraído y concentrado para mantener un equilibrio favorable en el campo de la geopolítica asiática podría establecer el curso de la relación. La evolución de Estados Unidos e India como asociación estratégica podría simplemente languidecer como otra curiosidad histórica que contiene un cierto y vago potencial o que en realidad podría adelantar importantes intereses comunes.
Granada, enero de 2013
Antonio Ruiz Capilla
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